EXPERIENCIA DE MISIÓN Y COMUNIDAD (E=mc²)
Esta propuesta no es una más, será la última como Chamis y por tanto la culminación, y el final, de un camino de seis años…
• ¿Culminar el qué? Nuestra propuesta de encuentro con Jesús resucitado, para vivir más
felices, y en comunidad.
• ¿Cómo? Esta experiencia de misión para Segundo de Bachillerato llega llena de sorpresas. Consiste en el desarrollo de un proyecto de servicio a lo largo de dos semanas con un colectivo víctima de exclusión social. También tendremos tiempo para el ocio y convivencia entre nosotros
La actividad tiene lugar en Almería, concretamente en el barrio de “La Chanca”, donde los marianistas de la parroquia colaboran junto a los laicos del Colegio, compuesto en su
mayoría por niños de niños de etnia gitana.
¿Por qué esta experiencia?
Expresión de ideas y sentimientos
Sentido de justicia y paz. Sensibilidad hacia las necesidades del otro
Cooperación en una tarea común
Oración y celebración común
Apertura a otros grupos y comunidades
Sentido de la presencia de Dios en el pobre y en la comunidad
Despertar un sentido crítico y comprometido hacia los problemas sociales
Somos enviados
Antes que voluntarios, somos enviados. Es importante resaltar, antes de cualquier acción directa con personas desfavorecidas, el carácter de envío que asume nuestra misión. Por eso, habremos de evitar que afloren actitudes paternalistas o autosuficientes. Nuestros ámbitos de servicio no son lugares a los que vamos a trabajar por los pobres desde nuestras propias seguridades personales o como una manifestación de nuestro propio poder, sino más bien espacios privilegiados de encuentro
Justificación del proyecto
Os hemos hablado mucho de Guinomai y ese “Llegar a ser”. Realmente, el objetivo que buscamos en nuestros grupos es que los chicos y chicas con los que trabajamos caminen hacia ese horizonte que es Llegar a Ser como Jesús. Se dice de él que «se le removían las entrañas» ante el dolor de los hermanos, ante el padecer de los hombres y mujeres de su tiempo. Es innegable que Jesús tenía especial predilección por los pobres y necesitados, entendiendo por esto a todos aquellos que por, por alguna razón, se encuentran en una situación que les produce sufrimiento. Nuestra fe nos dice que es Dios mismo el pobre, el necesitado. Como nos dice el Señor, «cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis».
